Cuando era niña viví con mi padrastro. No lo recuerdo: lo dibujo, me convierto en el…
Las imágenes no vienen de la memoria, sino de un lugar más incierto, más visceral. Son escenas sueltas que aparecen en mi cabeza, con un tono perverso e infantil: turbias, extrañamente lúdicas, cargadas de una inocencia rota.
RMA es un proyecto en constante evolución. A través de video arte, fotografía, dibujos, murales, performance e instalaciones, intento reconstruir a partir de fragmentos y sensaciones una presencia que el tiempo desdibujó. Es un acto de invención, pero también de exorcismo.
El trabajo se mueve entre lo real y lo imaginado, como si el inconsciente fuera el único archivo disponible. Una infancia deformada por la distancia, por el deseo de entender, por el impulso de crear imágenes donde ya no hay certezas.
¿Qué hacemos con aquello que no recordamos, pero nos sigue habitando?







